Blog de lectura Martín Peinado

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*Recursos adaptados a los diversos ciclos de Primaria, muchos de los cuales provienen de fuentes externas al colegio.

¡Soy un Murciélago!


      La semana que viene haremos la fiesta de los animales-anunció la maestra-. Cada uno vendrá disfrazado del animal que más le guste. 

- Yo vendré de jirafa – dijo Daniel-, para ser el más alto de toda la clase.

A Sonia, sin embargo le gustaba más ser una elefanta de enormes orejas y larga trompa. Nacho y Lucas preferían disfrazarse de monos y dar saltos todo el rato.

- Pues yo seré una osa panda- dijo Nuria bajito, agarrada a las piernas de Lola.
¿Y de qué me voy a disfrazar yo ¿- Se preguntó Chucu. Por supuesto, él no pensaba perderse la fiesta.

Por las tardes, mientras los niños estaban en sus casas, el colegito se dedicó a mirar los libros del rincón de los cuentos para buscar un animal que le gustase. “De león, no, que ruge mucho, gruaaauuuuu”, se decía. “De hipopótamo, tampoco, que soy demasiado pequeño”. “¿Y de caracol? No, no, que soy demasiado grande”.

Después de buscar, buscar y buscar, Chucu encontró por fin un animal que le encantó. Se trataba de Marcial, un murciélago muuuuuy simpático.

Duerme Marcial bocabajo, colgadito de los pies,

Pues no le cuesta trabajo soñar sueños al revés.

Chucu se aprendió esta canción del libro y la cantaba a todas horas.

Con la ayuda de papá y mamá colegitos, los abuelos, los tíos, los primos y toooda la familia, Chucu preparó un disfraz de murciélago muy chulo. El colegito fue corriendo a probárselo.

- Vaya, es genial- rió abriendo y cerrando sus enormes alas.

Pero a su coleguáu aquella especie de ratón con alas no le gustaba mucho.

- Guau, guau, guau- ladraba sin parar moviendo su rabo.

Y llegó el día de la fiesta. La seño venía disfrazada de rana y estaba guapísima. Daniel miraba todo desde un agujero hecho en el cuello de su disfraz de jirafa. Sonia no paraba de mover su trompa arriba y abajo. Nacho y Lucas daban saltos y chillidos de aquí para allá. Nuria, vestida de osa panda, achuchaba a su pandita de peluche.

A Chucu, que estaba escondido en la casa de muñecas, le daba vergüenza salir, hasta que su prima le dio un buen empujón y el colegito empezó a dar volteretas por el aire.

- ¡Aaaayyyy!-Chillaron los niños al verlo-. Se ha colado un murciélago en clase.

- No os preocupéis- los tranquilizó Lola-. Voy a abrir la ventana para que se vaya.

- Que soy yo- Les decía Chucu. Pero con tanto grito, nadie lo oía.

El colegito se puso nervioso, salió huyendo por la ventana y se escondió en una papelera del patio.

Ya llevaba mucho rato, cuando oyó el llanto de una niña. ¡Era Nuria que, sentada en un banco, lloraba sin parar! El colegito salió dando volteretas de la papelera y se le acercó despacito a su oreja.

- No te asustes, Nuria soy yo, Chucu. ¿Por qué lloras?.

- Es que esos niños grandes- dijo Nuria señalando a una pandilla de niños de cinco años- me han quitado a chelín, mi osito panda de peluche.

Chucu no se lo pensó dos veces. Fue dando volteretas por el aire hasta ellos. Los niños a ver el murciélago se asustaron tanto que soltaron el peluche y se quedaron boquiabiertos.

Cuando Chucu le devolvió su osito a Nuria, la niña le dio un beso y un abrazo.

- Qué guapo eres- le dijo. Chucu se puso colorado como una amapola y una estrella naranja empezó a brillarle en medio del pecho. En la fiesta, los niños bailaron y rieron. Y sus risas llenaron a los colegitos de energía.

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