Blog de lectura Martín Peinado

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*Recursos adaptados a los diversos ciclos de Primaria, muchos de los cuales provienen de fuentes externas al colegio.

Visitamos a los abuelos


      Pedro no sabía exactamente a dónde iba. Por eso, cuando vio a sus padres preparar el coche, le preguntó a su hermana.

- Oye Andrea, ¿tú sabes qué pasa?

- Pero bueno, ¿todavía no te has enterado? Desde luego hijo vives en una nube. Vamos al pueblo, a visitar a los abuelos.

- Pero, ¿por qué? – volvió a preguntar Pedro.

- Pues muy sencillo – contestó Andrea- es el cumpleaños de la abuela y vamos a celebrarlo junto con los primos y tíos.

Pedro no había ido al pueblo desde el último verano y, de eso, hacía tres meses, pero lo recordaba perfectamente. Primero recorrían varios kilómetros por una carretera estrecha y sinuosa. Luego, tras subir una montaña, se abría un valle con mucho árboles y en el margen derecho de la arboleda, un río zigzagueaba entre juncos y retamas. Justo al pasar un puente sobre el río, un cartel anunciaba el nombre del pueblo. Era un pueblo precioso, de calles estrechas, casas blancas de enormes balcones y puertas viejas de madera con grandes aldabas. Apenas tenía tráfico y todo el mundo se saludaba con buenos modales.

Pedro vería a su amigo Luis, un niño de pelo rizado, risa traviesa y tirachinas en el bolsillo, con el que practicaba su afición favorita: agujerear latas de refresco. Pedro se sonrió maliciosamente recordando aquella tarde de verano cuando los dos amigos fueron al río para pescar renacuajos y lo único que pescaron fue una enorme regañina que traía consigo una semana sin helado.

Con una sonrisa en los labios, Pedro se sentó en el coche, pues cuanto antes llegara antes vería a sus abuelos y jugaría con su amigo Luis.

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