Guillermo y el miedo
Había una vez un niño llamado Guillermo que tenía dos
grandes problemas.
El primer problema era que cada noche le entraba miedo.
En cuanto llegaba la noche, negra como un cuervo, le entraba
un miedo terrible.
Entonces su corazón latía muy rápido, se le hacía un nudo en
la garganta, y sus manos y rodillas comenzaban a temblar.
El segundo problema del pequeño Guillermo era que mentía a
su mamá y a su papá: se hacía pasar por un Guillermo que nunca tenía miedo y que
no se asustaba de nada.
¡Ni siquiera de la noche negra como un cuervo! Porque
Guillermo creía que sólo los bebés tienen miedo.
¡Con seis años y siendo además un chico, si uno tiene miedo,
todos creen que es tonto y se ríen de él! Guillermo no quería que le tomaran
por tonto.
Y no quería que se rieran de él. Pero a Guillermo no le
resultaba fácil ocultar su miedo. Le costaba un gran esfuerzo.
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