Blog de lectura Martín Peinado

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*Recursos adaptados a los diversos ciclos de Primaria, muchos de los cuales provienen de fuentes externas al colegio.

Los juguetes mágicos


      Berta y Max, aún medio dormidos, pudieron ver con la luz que entraba por la ventana que los juguetes de su habitación… ¡habían desaparecido! Saltaron de la cama y vieron que no era un sueño: no tenían sus juguetes y en su pizarra alguien había escrito: 

"Lo sentimos mucho, pero nos hemos ido a buscar a otros niños que nos quieran y nos cuiden más" 

Los dos hermanos dedujeron que durante la noche sus juguetes, hartos de tanto desorden, habían huido de aquella desordenada habitación, tal y como les había advertido en muchas ocasiones su madre. Siguiendo el ritmo del tambor y de las guitarras, los juguetes se habían ido de casa: las muñecas con sus vestiditos, el trenecillo con las piezas de construcción en sus vagones. Los coches habían encendido sus motores y se llevaban las piezas del ajedrez a todo gas. Los puzzles, transformados en alfombras voladoras, se habían llevado a los peluches con los collares y pulseritas de Berta... ¡Habían dejado la habitación tan vacía y ordenada que no parecía la misma! 
- ¿Qué ha pasado? -preguntó su madre al entrar en la habitación. 

a buscar la caja de manualidades -¡Podemos hacer los juguetes nosotros mismos! 

- Sí, sí -dijo Max-, ¡Yo también puedo hacer juguetes! 

Sus padres sonrieron, ya que les parecía una idea fan­tástica. El comedor se transformó en una fábrica de juguetes: los padres cogían botellas de plástico vacías para hacer un juego de bolos, Max dibujaba un tablero para jugar a parchís mientras que Berta recortaba cartón para hacer marionetas y juegos de cartas. Después, el padre llenó un globo dé arena para hacer una pelota y la madre pintó una huevera de cartón para jugar al tres en raya. No dejaban de inventar juguetes y de probarlos cada vez que había uno hecho... 

Al final llegó la hora de recogerlo todo y los dos hermanos se aseguraron de poner cada juguete en su sitio... ¡no querían más sustos! 

Antes de cerrar los ojos, su madre los tranquilizó: 

-¡¡Estos juguetes no desaparecerán nunca porque están hechos con el corazón!! Buenas noches. 

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