La Paloma Mari Paz
La luna grande y redonda brillaba en el cielo. Como hacía
mucho calor, el mono Tono decidió darse un baño en la laguna.
-¡Vaya! Exclamó al
asomarse al agua. ¡Una tarta de nata! ¡Qué rica! Me la voy a comer yo solito.
En ese
momento pasaba por allí la elefanta Amaranta, dispuesta a darse una refrescante
ducha. Cuando vio al mono Tono, preparado para hincarle el diente a una gran
tarta de nata, se puso a barritar.
-¿Cómo te atreves, mono mamarracho? gritaba levantando la
trompa.
- Esta tarta es para mí.
-Y ¿por qué? La tarta es mía, yo la vi primero.
-¡Ah! no, no, ni hablar . Es mía porque soy la más fuerte de
la selva. Y si no estás de acuerdo, usaré toda mi fuerza y te haré papilla.
El mono Tono,
atemorizado decidió volverse a su rama.
La elefanta iba a
darse un gran atracón de tarta, cuando acertó a pasar por allí el león Ramón.
-Uy, que sed tengo. Voy a acercarme a la laguna a beber
agua.
Pero al llegar allí vio a la elefanta a punto de ponerse de
tarta como el quico.
-¿Cómo te atreves a comerte la tarta sin mi permiso? Esa
tarta es mía.
-Pero ¿por qué?
-Pues porque soy el rey y todo me pertenece. Si te atreves a
rechistar, te expulsaré de la selva.
La elefanta no se atrevió a decir ni mu y se fue.
Cuando el león se disponía a engullir la enorme tarta,
apareció la urraca Paca y le dijo:
-¡Eh! León Ramón, esa tarta me pertenece.
-¡No es posible! Es mía.
-No , porque soy el animal más rico del mundo y puedo
comprarlo todo.
Entre tanto, con
tanta discusión, se había hecho de día y la luna se había ido a dormir, en su
lugar lucía un enorme sol amarillo. Cuando la urraca se lanzó a darse un
festín, se dio cuenta que… ¡la tarta había desaparecido!
Mientras todos se echaban la culpa, pasaron horas y horas y
se hizo de noche otra vez. La luna se volvió a reflejar en el agua y todos se
abalanzaron contra ella. Sólo
consiguieron darse buenos coscorrones y llenar sus bocas de agua.
-¿Qué es esto? ¿dónde está la tarta? dijo el mono Tono.
-Ji,ji,ji,ji – reía divertida la paloma Mary Paz. ¿pero no os dais cuenta
de que la tarta no existe? Es la luna que se refleja en la laguna.
Todos quedaron muy decepcionados.
-¡Venid conmigo! – os voy a invitar a un pastel de chocolate
que he cocinado yo.
-Pero…¿por qué? Dijo el mono .¿es tu cumpleaños?
-¡Oh no! Es que estoy convencida de que compartiendo mi
tarta lo voy a pasar mejor.
Y alrededor de la laguna, mirando la luna de plata , aquella
pandilla lo pasó de maravilla. Después de mucho comer, aprendieron que
compartir y ofrecer lo que tenemos a los demás, nos hace sentir muy bien.
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