Una excursión en bicicleta
El jueves mis amigos y yo planeamos hacer una excursión en bicicleta a la Laguna de La Rocalla. Lo teníamos todo pensado: la ruta, la hora de salida y quién se encargaba de los bocadillos y el botiquín. Solo quedaba una cosa: pedir permiso a los mayores porque tenemos ocho años. Ahí empezó el embrollo.
Los mayores estaban en contra de la excursión en bici porque veían muchos inconvenientes:
- Es peligroso porque la carretera tiene mucho tráfico y los coches van muy rápido. ¿Y si tienes un accidente? –preguntaba la tía de Carlos.
- No sabemos qué tiempo va a hacer. ¿Qué vais a hacer si llueve? –comentaba el padre de Marta.
- Además, el terreno es muy irregular. Y justo antes de llegar a la laguna,
Hay una cuesta muy pronunciada. –observó la madre de Sara.
Los niños estábamos a favor de las bicicletas y les contestamos con las ventajas:
- Las bicicletas son para todas las edades. Somos pequeños y no podemos conducir un coche. Por eso la bicicleta es un transporte genial –dijo Sara.
- Además, así hacemos ejercicio –comentó Marta, que juega en un equipo de baloncesto.
- Es menos peligroso ir en bici; los coches tienen más accidentes –respondió Carlos.
- Por otra parte, no contamina porque no necesita gasolina –comenté yo, que me preocupa mucho el cambio climático.
Pero, en definitiva, queremos ir en bici porque nos parece lo más divertido -concluyó Sara.
Al final llegamos a un acuerdo y fuimos en bicicleta el sábado. Nos acompañaron dos mayores: el padre de Marta y la tía de Carlos. Repartieron un chaleco reflectante y un casco para todos. Fuimos por una ruta que tenía carril bici. La aventura fue emocionante y todos disfrutamos muchísimo.
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