Los peces y la contaminación
Las aguas naturales contienen gran cantidad de oxígeno y pequeñas cantidades de otros productos químicos. Los peces han vivido durante millones de años en aguas naturales. Están adaptados a ellas y a sus impurezas naturales. Contienen algo vital para los peces: el oxígeno, tan importante para el hombre y por la misma razón. Los peces, como los animales terrestres, necesitan respirar, lo que supone consumir oxígeno.
Los residuos de las fábricas suelen verterse en los ríos, por ser ésta la forma más sencilla de deshacerse de ellos. Sin embargo, esta práctica entraña grave peligro para la vida fluvial. Algunos de los productos químicos permanecen en los ríos y no son arrastrados hasta el mar. Al final, el agua se hace impura. Las aguas se ensucian y se vuelven oscuras, quedando cubiertas de espuma. Su olor es desagradable y no existe vida en ellas. Están contaminadas.
El oxígeno que los peces toman del agua vuelve a ella de dos maneras. Por una parte, es disuelto del aire en contacto con la superficie. Además, las plantas acuáticas lo producen al crecer bajo la acción de la luz del sol. Cuando el agua está oscura, la luz no llega a las plantas, y por lo tanto, los peces cuentan con menos oxígeno. Los productos químicos venenosos colaboran también a matar las plantas, reduciendo aún más su número. Al final llega a desaparecer todo rastro de vida en el agua.
La mayor parte del agua de los ríos procede de la lluvia y de la nieve derretida, que empapan el suelo y llegan así a su curso. Los productos químicos venenosos denominados herbicidas, que se emplean para eliminar las malas hierbas; y los insecticidas, que sirven para matar insectos, son arrastrados también por el agua de la lluvia y van a parar a los ríos.
Los residuos de las fábricas suelen verterse en los ríos, por ser ésta la forma más sencilla de deshacerse de ellos. Sin embargo, esta práctica entraña grave peligro para la vida fluvial. Algunos de los productos químicos permanecen en los ríos y no son arrastrados hasta el mar. Al final, el agua se hace impura. Las aguas se ensucian y se vuelven oscuras, quedando cubiertas de espuma. Su olor es desagradable y no existe vida en ellas. Están contaminadas.
El oxígeno que los peces toman del agua vuelve a ella de dos maneras. Por una parte, es disuelto del aire en contacto con la superficie. Además, las plantas acuáticas lo producen al crecer bajo la acción de la luz del sol. Cuando el agua está oscura, la luz no llega a las plantas, y por lo tanto, los peces cuentan con menos oxígeno. Los productos químicos venenosos colaboran también a matar las plantas, reduciendo aún más su número. Al final llega a desaparecer todo rastro de vida en el agua.
La mayor parte del agua de los ríos procede de la lluvia y de la nieve derretida, que empapan el suelo y llegan así a su curso. Los productos químicos venenosos denominados herbicidas, que se emplean para eliminar las malas hierbas; y los insecticidas, que sirven para matar insectos, son arrastrados también por el agua de la lluvia y van a parar a los ríos.
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